viernes, 3 de mayo de 2013

La ecología de la innovación (2a parte)


Tipos de innovación

Independientemente de las condiciones de la organización que la fomente, hay distintos tipos de innovación.

El tipo de innovación viene determinado, en primer lugar, por la materia de la innovación. De esta forma tendremos innovaciones centradas en productos o servicios, en procesos, o en modelos de negocio.

Mientras que un nuevo plan de suscripción a telefonía celular que brinde a sus usuarios una cantidad determinada de minutos para hablar gratis con parientes y amigos es una innovación en producto, la decisión de tercerizar un departamento en la empresa puede ser una innovación de proceso, cuyo efecto en el producto final puede ser insignificante. Finalmente, la decisión de un fabricante de saltarse al distribuidor y comenzar a comercializar directamente sus productos al consumidor final representa una innovación en el modelo de negocio.

El segundo aspecto a considerar para establecer de qué tipo de innovación se trata es la magnitud del cambio. Siguiendo a Clayton Christensen, si la innovación –ya sea de producto, proceso o negocio- supone una mejora de la propuesta de valor anterior estaremos frente a lo que llamamos innovación sustentadora. Si en cambio ésta implica una propuesta de valor completamente nueva estaremos frente a una innovación disruptiva.

Un ejemplo típico de innovación sustentadora de producto es cuando a la máquina de afeitar se le agrega una banda de aloe, el cabezal pivotante, o una cuchilla adicional.

Por el contrario, la cadena de cafeterías Starbucks implica una innovación de negocio disruptiva. Starbucks no es simplemente una cafetería con internet gratis. Es otra cosa. Su propuesta de valor es completamente distinta a la cafetería tradicional.

La importancia de tener en cuenta el tipo de innovación radica en que cada una de ellas representa desafíos muy distintos en lo que supone inversión inicial, retorno de la inversión, incertidumbre respecto de los resultados, transferibilidad de conocimientos previos, competencias de las personas responsables de la gestión, sobrecarga a la estructura directiva, etc.

Resulta evidente ahora que, para ser viables, determinados tipos de innovación requieren que el ecosistema de la empresa tenga ciertas cualidades especiales, mientras que otros tipos de innovación podrán sobrevivir en entornos más hostiles.

¿El huevo o la gallina?

La ventaja de este modelo es que se puede comenzar por cualquiera de los dos extremos.
Una alternativa para la empresa es realizar un diagnóstico de su ecosistema de innovación, y en base a los resultados, explorar aquellos tipos de innovación compatibles con su realidad.
Por ejemplo, en una empresa conservadora, con liderazgo poco propenso a cuestionamientos y una estrategia que le rinda márgenes reducidos, pude ser buena idea perseguir innovaciones incrementales de producto o procesos, para los que su know-how puede ser útil y el retorno de la inversión más previsible y rápido.

Si esa misma empresa pretende buscar innovaciones disruptivas de negocio, se enfrentará a serias dificultades, pues éstas suelen llevar más tiempo, exigen inversiones iniciales mayores, y su incertidumbre es mucho mayor.

De todas formas, si dicha empresa decide que, a pesar de su ecosistema necesita cambiar radicalmente su modelo de negocio, su desafío radica en adecuar su estructura, estilo de liderazgo y políticas de incentivos al tipo de innovación perseguido.

Conclusión

Espero con el presente artículo haber aportado algo de luz a quienes están desvelados por el desafío de incorporar la capacidad de innovar a sus ventajas competitivas.
La innovación no surge en el vacío. Es necesario conocer, por un lado, qué características tiene nuestro ecosistema de innovación, y por otro, qué tipo de innovación perseguiremos.
Del ajuste entre estas dos variables depende en éxito o fracaso de las iniciativas de innovación en nuestra empresa. 

Aventurarse en las aguas turbulentas de la innovación sin un claro marco que oriente su gestión, es la mejor fórmula para el fracaso.

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