miércoles, 1 de mayo de 2013

La ecología de la innovación (1a parte)


Si usted es directivo de una empresa preocupada por mantener su competitividad en el entorno actual, estoy dispuesto a adivinar dos cosas respecto a usted:

La primera es que en su empresa están preocupados por fomentar la capacidad de innovar. En las últimas semanas he tenido reuniones de trabajo con organizaciones de todo tipo, empresas grandes y pequeñas, colombianas y multinacionales, industriales y de servicios, incluso con instituciones de la fuerza pública, profundamente compenetradas con la exigencia competitiva de la innovación.
La segunda cosa que adivinaré, es que le está costando mucho, y a todos los niveles de la organización hay un alto grado de ansiedad e incertidumbre cada vez que se menciona la palabra “innovación”.

Si a su empresa no le interesa innovar, o han dado en el clavo de cómo hacerlo de forma coherente y sostenida, no hace falta que siga leyendo este artículo. De hecho, lo animo de corazón a que me escriba y me cuente su experiencia.

En el presente artículo lo que pretendo hacer es brindar una orientación –sencilla y práctica- a aquellas empresas y directivos que aún siguen tienen pendiente la asignatura de añadir la innovación a la lista de sus ventajas competitivas.

La ecología de la innovación

La innovación no se da en un vacío, sino que es producto muy particular de las características de la organización que la promueve. Al igual que una planta necesita un ecosistema que la sostenga y alimente, lo primero que debemos atender es el ecosistema donde esa innovación va a vivir.
Cada empresa tiene su propio ecosistema, que determina qué innovaciones sobreviven y cuáles no. Éste viene determinado por cinco factores fundamentales:

1) La estrategia de la empresa. El foco estratégico de la empresa es vital al momento de determinar el tipo y las condiciones de la innovación capaz de sobrevivir en ella.
2) La estructura de la empresa. La forma de organizarse, la conformación de los equipos, las líneas jerárquicas, incluso las políticas presupuestarias y de reportes imponen exigencias que resultan en que determinados tipos de innovación prosperen mientras que otros sean simplemente inviables.
3) La gestión del conocimiento. La velocidad y eficacia con que el conocimiento agregado de la organización es puesto al servicio de solucionar o prevenir un determinado problema o desafío, es una variable crítica en el sistema.
4) El estilo de liderazgo. Es evidente que, de acuerdo a su estilo personal, mientras que unos líderes aceptan el desafío de innovar, otros rechazarán toda iniciativa que se aparte de lo conocido y seguro.
5) La cultura de la organización. Posiblemente derivada de los demás factores pero llegando más allá de ellos, la cultura de una organización, su forma de vida, es un factor crítico al momento de determinar qué innovación florece, cómo y cuándo.

Estos cinco factores conforman entonces el ecosistema que deberá soportar la innovación. Teniendo un diagnóstico de estos tendremos un insumo vital para nuestra gestión de la innovación.

Las buenas noticias a este respecto es que, al igual que sucede en la naturaleza, todos los ecosistemas son capaces de soportar algún tipo de innovación. Aún en los desiertos más áridos se encuentran organismos capaces de crecer y prosperar.

Las malas noticias es que no todo tipo de innovación sobrevive en cualquier ecosistema. Igual que la planta de cacao no crece en el polo, es ilusorio intentar cultivar un tipo de innovación que no encaja con el ecosistema interno.

Conocer en profundidad los diferentes tipos de innovación es clave para no adentrarse en aventuras que están destinadas al fracaso desde antes de comenzar. Por ese motivo, en mi próximo artículo hablaremos de los tipos de innovación

Stay tuned!

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